Tengo la suerte de haberme reencontrado de nuevo con la maternidad y es tan complicado expresar lo que siento, pero lo voy a intentar.
Empezaré por reconocer que estoy pasando uno de los mejores momentos de mi vida, nunca me había sentido tan bien, así que voy a disfrutarlo mucho a la salud de los malos tiempos que arañaron parte de mí. Nunca pensé que mi vida fuera lo que está siendo y los más cercanos a mi sabéis de lo que hablo.
El dos de octubre nació Martina, dos años y nueve meses después del nacimiento de Jimena. Soy madre por segunda vez y es cierto que mi vida ha cambiado y cada cambio requiere un recorrido hasta que te adaptas pero no puedo ser más feliz. También es cierto que no hay fórmulas, ni reglas para la maternidad, el tiempo pasa tan rápido que apenas puedes parar a reflexionar, todo nace desde cero y eso da vértigo, pero lo mejor es aplicar el corazón y disfrutarlo.
Esa mañana me levanté sabiendo que todo volvía a cambiar, es la ventaja de las cesáreas programadas, que ya no esperas el momento de romper aguas para salir escopeteada al hospital. Al contrario de lo que podéis imaginar, esa mañana no estaba nerviosa sino impaciente por que llegara el instante de verle la cara a Martina. Y llegó. Nueve meses después de no estar sola ni un instante, nació y… el centro del universo mudó de aires y se encontraba en otra parte. Ya lo sentí con Jimena pero esta vez el cambio ha sido mayor.
Ahora disfruto más de la vida. Tener dos niñas me está cambiando. Mis ambiciones y mis objetivos ya no son los mismos. Con 20 años lo que deseaba era no parar de trabajar y demostrarme lo que podía hacer. Cada colección que preparaba era como un viaje largo a un paraíso mágico lleno de colores, tejidos, patrones… Ahora mi ambición es ser una buena madre y si fuera de familia numerosa mejor, seguir trabajando en lo que me gusta, pero sin agobiarme y disfrutar de mi tiempo junto a mis dos tesoros.
Hallar el equilibrio entre la maternidad y una carrera profesional supone un reto para cualquier mujer y muy duro para la mayoría. En mi caso, hace tiempo decidí dar preferencia a la maternidad por que mi vida cambió en todo una vez tuve a Jimena. Me llenó tanto de paz que no pude escoger otro camino para ser feliz, y sé que es todo un privilegio.